miércoles, 8 de febrero de 2017

"Ojos de Perro Azul", de Gabriel García Márquez



Enfrentarse a los escritos iniciáticos de un escritor consagrado es un arma de doble filo porque ningún lector más o menos avezado se siente lo suficientemente capaz como para negar la evidencia o aseverar lo imaginario, lo que le lleva a dejarse mecer por la nostalgia de lo que un día leyó en lugar de a juzgar lo que en ese momento está leyendo.

He de reconocerte, a riesgo de acabar en galeras a remar, que esta colección de relatos me ha dejado frío, frío polar, porque aunque puedo llegar a reconocer al mejor García Márquez me pierdo en ensoñaciones de escritor ilusorio, que no real, y me diluyo en una prosa algo espesa y de difícil atractivo crítico.

Una frialdad que se evapora como por arte de magia cuando lees el relato que da título a la colección, "Ojos de perro azul", una maravilla ensoñadora de puro romanticismo literario, sin aderezos edulcorantes ni insulsos añadidos existenciales. Los protagonistas viven en sus sueños, en los que se conocen y se aman, para luego ser dos simples desconocidos cuando despiertan, se buscan, pero no se encuentran, porque los sueños, sueños son.

Una maravilla literaria que bien vale la edición de este ejemplar, el cuál se culmina con un relato, sencillo en apariencia, pero que sirve de introducción a la obra cumbre del autor, "Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo" nos traslada a uno de nuestros iconos literarios y, sin duda, el lugar del que nunca quisimos regresar.

En definitiva, "Ojos de Perro Azul", la colección de relatos, es un trabajo irregular de García Márquez en el que el autor colombiano reflexiona con más o menos éxito sobre la muerte y sus circunstancias. Una serie de relatos que escribió antes de conseguir el reconocimiento internacional del que sólo acabarás recordando los dos que te he reseñado, el que da título al libro, por su magia, y el que lo culmina, por lo que insinúa.

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