martes, 28 de febrero de 2017

Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad




Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad, por falaz, ajena, ilusa, impostora de una realidad, la mía, tan diferente a la tuya, a la suya, a la nuestra, una verdad insumisa ante la prosaica huida advenediza por el que dirán.

Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad, ante todo aquél que me quiera escuchar, ante los jurados improvisados de profundo calado y presencia ausente, carente de realidad veraz, falaz, ajena, ilusa, impostora.

Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad y pliego velas ante el pleamar que se avecina, asustadizo con verso arrojadizo que sueña sin soñar con una vida sin vivir en una realidad imprevista, falaz, ajena, ilusa, impostora.

Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad, más allá de la duda razonable, sin otro afán que el postergar al máximo el mínimo acento sin tilde de una prosa teñida de añil claro, al amparo de una realidad falaz, ajena, ilusa, impostora.

Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad arrullando el presente, olvidando el pasado e imaginando el futuro, aclamando lo que viene sin esperar lo que se fue y extorsionándome con los secretos escondidos en lo más profundo de mi ser, anclados en una realidad falaz, ajena, ilusa, impostora.





jueves, 16 de febrero de 2017

"El príncipe destronado", de Miguel Delibes



El frío de la meseta castellana delinea la personalidad de sus habitantes, seca y cortante, minimalista y sin edulcorantes, personalidades de pocas palabras, certeras, directas a la yugular, para bien o para mal, sin adornos ni florituras que compongan contextos falsarios.

Y así, exactamente así, es la prosa de Delibes, honesta y directa, sencilla en apariencia, compleja en el transfondo que arrastra al lector, sin que éste apenas lo perciba, hacia esos lugares comunes, reales o no, pero realistas sin ningún género de dudas.

Unos lugares comunes que se repiten en este "El príncipe destronado", una novela corta que no suele tomarse en cuenta a la hora de loar al escritor pucelano, un craso error de juicio y prejuicio, porque en esta novela, de rápida lectura y lenta digestión, coinciden todas aquellas virtudes de su prosa.

Desde la descripción ajena a los juicios de valor, sin una historia que contar, Delibes construye una novela sobre la visión de un niño de 3 años circunscribiéndola a un solo día de su vida, suficiente para demostrarnos que el ejercicio literario es más sencillo que lo que podríamos pensar y muchos nos quieren hacer creer, al menos para un maestro de la talla del escritor de Valladolid.

Con ingredientes tan escasos la novela nos regala una lectura a dos velocidades, la aparente, el realismo de una familia burguesa española durante los años 60, y la que trasciende, el realismo de una familia burguesa española durante los años 60, ¡allá cada cuál!

No dejes escapar la oportunidad de degustar este ejemplo de literatura de gran calado, sin boato, en el que podrás disfrutar de la sublime interpretación de como se debe presentar y tratar un personaje literario, la madre, desde la insinuación y el anonimato, una presencia ausente que todo lo llena.

miércoles, 8 de febrero de 2017

"Ojos de Perro Azul", de Gabriel García Márquez



Enfrentarse a los escritos iniciáticos de un escritor consagrado es un arma de doble filo porque ningún lector más o menos avezado se siente lo suficientemente capaz como para negar la evidencia o aseverar lo imaginario, lo que le lleva a dejarse mecer por la nostalgia de lo que un día leyó en lugar de a juzgar lo que en ese momento está leyendo.

He de reconocerte, a riesgo de acabar en galeras a remar, que esta colección de relatos me ha dejado frío, frío polar, porque aunque puedo llegar a reconocer al mejor García Márquez me pierdo en ensoñaciones de escritor ilusorio, que no real, y me diluyo en una prosa algo espesa y de difícil atractivo crítico.

Una frialdad que se evapora como por arte de magia cuando lees el relato que da título a la colección, "Ojos de perro azul", una maravilla ensoñadora de puro romanticismo literario, sin aderezos edulcorantes ni insulsos añadidos existenciales. Los protagonistas viven en sus sueños, en los que se conocen y se aman, para luego ser dos simples desconocidos cuando despiertan, se buscan, pero no se encuentran, porque los sueños, sueños son.

Una maravilla literaria que bien vale la edición de este ejemplar, el cuál se culmina con un relato, sencillo en apariencia, pero que sirve de introducción a la obra cumbre del autor, "Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo" nos traslada a uno de nuestros iconos literarios y, sin duda, el lugar del que nunca quisimos regresar.

En definitiva, "Ojos de Perro Azul", la colección de relatos, es un trabajo irregular de García Márquez en el que el autor colombiano reflexiona con más o menos éxito sobre la muerte y sus circunstancias. Una serie de relatos que escribió antes de conseguir el reconocimiento internacional del que sólo acabarás recordando los dos que te he reseñado, el que da título al libro, por su magia, y el que lo culmina, por lo que insinúa.

viernes, 3 de febrero de 2017

"Brooklyn Follies", de Paul Auster



Auster seduce desde su primera línea gracias a esa prosa prodigiosa que regala al lector en cada una de sus publicaciones, una narrativa ágil, falsamente sencilla y repleta de ironía vital y cinismo existencial. Sus personajes crecen desde la nada, desde su insignificancia, para mostrarse como entelequias de realidad inextricable que nos muestran arquetipos deconstruidos de una sociedad auténtica, sin juegos baratos de escapismo literario.

Y "Brooklyn Follies" es un compendio de todas esas virtudes, un cajón de sastre en el que todo cabe gracias a la capacidad de prestidigitador de Auster, capaz de indagar en lo más profundo del ser humano, en sus miserias y sus anhelos, en sus sueños y, por supuesto, en sus pesadillas, pero, sobre todo, en las maravillosas incoherencias de las que todos tratamos de huir, sin percatarnos de que son precisamente ellas las que nos hacen únicos.

Paul Auster lo sabe, y sus personajes se benefician de ello, deambulando por la prosa del escritor estadounidense con gracilidad y sin boato, directos a la yugular del lector, que disfruta de historias en aparencia sencillas, por cercanía a nuestra propia existencia, pero con una auténtica carga de profunidad filosófica y psicológica.

Nathan Glass, el protagonista y narrador de "Brooklyn Follies", acaba de acceder al olimpo de mis personajes literarios inolvidables, por su autenticidad, por su capacidad de sobrellevar la vida según le viene, desde su propio nihilismo arrinconado por las circunstancias del devenir diario y de su interacción con los secundarios, de nombre que no de facto, que aderezan una novela que no olvidarás fácilmente.