Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad, por falaz, ajena, ilusa, impostora de una realidad, la mía, tan diferente a la tuya, a la suya, a la nuestra, una verdad insumisa ante la prosaica huida advenediza por el que dirán.
Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad, ante todo aquél que me quiera escuchar, ante los jurados improvisados de profundo calado y presencia ausente, carente de realidad veraz, falaz, ajena, ilusa, impostora.
Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad y pliego velas ante el pleamar que se avecina, asustadizo con verso arrojadizo que sueña sin soñar con una vida sin vivir en una realidad imprevista, falaz, ajena, ilusa, impostora.
Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad, más allá de la duda razonable, sin otro afán que el postergar al máximo el mínimo acento sin tilde de una prosa teñida de añil claro, al amparo de una realidad falaz, ajena, ilusa, impostora.
Lo niego todo, incluso (sobre todo) la verdad arrullando el presente, olvidando el pasado e imaginando el futuro, aclamando lo que viene sin esperar lo que se fue y extorsionándome con los secretos escondidos en lo más profundo de mi ser, anclados en una realidad falaz, ajena, ilusa, impostora.